“…que sus palabras contribuyan a la necesaria edificación y sean de bendición para quienes escuchan” (Efesios 4:29)
“… hable cada uno a su prójimo con la verdad, porque todos somos miembros de un mismo cuerpo” (Efesios 4:25)
“Abandonen … gritos y calumnias, y toda forma de malicia” (Efesios 4:31)
Estas fueron algunos de los mensajes que el Apóstol Pablo nos ha legado.
¡Debemos tener mucho cuidado con las palabras que salen de nuestras bocas! Las mismas revelan lo que hay dentro de nuestros corazones.
A través de la sensibilidad percibimos lo que un corazón sucio y contaminado envía para fuera de sí, en forma de versos; todo lo que le sucede.
Si no limpiáramos nuestros corazones, si no nos arrepentiéramos, si no adoptáramos una nueva postura de pensamientos y de acciones, jamás seríamos limpias y estaríamos contribuyendo con nuestros propios dolores y enfermedades.
Pero, “si confesamos nuestro pecados, Dios, que es fiel y justo, nos perdonará y nos limpiará de toda maldad” (I Juan 1: 9)
Graça de Oliveira
Traducción: Lilia Maria Raus
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