“En Dios está mi salvación y mi gloria, en Dios mi roca fuerte y mi refugio. Confiad siempre en Él, pueblo suyo, desahogad con Él vuestro corazón: ¡Dios es nuestro refugio!” (Salmo 62:8-9)
Uno de los mayores problemas que hemos enfrentado es la falta de confianza en Dios y en Sus planes.
Cuando los tiempos no son buenos, o al menos no tan deseables, la tendencia es que vengamos murmurar y al desaliento.
Estos son los momentos que nos hacen escuchar nuestra inconstancia y que nos hacen semejantes a las olas de la mar, impelidas y agitadas por los vientos.
Si de hecho pusiéramos nuestra confianza en el Señor, experimentaríamos Su protección, Su apoyo y Su liberación instantánea.
Las Escrituras:
“Mis ojos están fijos en el Señor; Él me libra de la trampa”. (Salmo 25.15)
"Como un pájaro que despliega sus alas, así protege a Jerusalén el Señor Todopoderoso; la protegerá y salvará, la perdonará y librará.” (Isaías 31.5)
Dios nos pide entrega absoluta y confianza y genuina.
!Confíe en Él en todo momento, sin vacilar ¡
!Siempre hubo y siempre habrá divina providencia para los que son del Señor y que en Él confían!
Es necesario que nos alimentemos de Sus hechos para que estemos siempre llenos de esperanza y fe.
Gracia de Oliveira
Traducción: Lilia Maria Raus
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